Hijodalgos y Facinerosos

Sois los personajes de mi novela en las gloriosas Españas del Siglo de Oro, y habláis como corresponde. No hay Narrador: no es grato descubrir que no sois sino scriptum ajeno, pero de tales cuitas está construida la argamasa de la vida.

Escoged quiénes sois:

-DESHEREDADO, bastos.
-HIDALGO, espadas.
-CONVERSO, oros.
-FALSO RELIGIOSO, copas.

Poseéis DIECIOCHO monedas que distribuiréis entre vuestros Rerum, con un mínimo de dos monedas en vuestro más pobre atributo y un máximo de once en el mayor:

-INTELLIGENTIA
-SALUTEM
-CORPORIS

Repartiréis tres cartas de una baraja para cada una de vuesas mercedes e interpretaréis libremente. Cuando hayáis de decidir vuestra suerte, jugad una de vuestras Cartas: una puntuación igual o inferior a vuestro apropiado Rerum os permitirá narrar el éxito. Una superior, el fracaso. Si la confrontación es apropiada a vuestra ocupación, podréis gastar las monedas de vuestro Rerum para tornar fracaso en éxito… o viceversa. Robad nuevas cartas tras descartar.

Otra carta, boca arriba, decidirá el contenido de la escena si escogéis avanzar en la trama:

-BASTOS: ¡Latrocinio! (¿la Pluma del escritor?)
-ESPADAS: ¡Combatid!
-OROS: ¡Banquete! (¿Donde el Marqués Embrujado?)
-COPAS: Con la Iglesia habéis topado.

¿Por qué os he escrito? ¿Abandonaréis mi libelo?
¡Averiguadlo!