¡Despertad, no muertos! Tu joven e inexperto nigromante os ha despertado a ti y a tus compañeros esqueletos. ¡Demonios, ahora tenéis que protegerle! ¡Y trama no sé qué ideas locas de venganza, conquista y convertirse en el rey maligno!
Ah, pero va a ser difÃcil. No eres más que un puñado de huesos mal animados. Por suerte, puedes intercambiar cualquier parte de tu cuerpo por las de cualquier cadáver reciente. ¡Y sus habilidades van contigo! ¿Ves ese fornido soldado? Su fuerte brazo sabe empuñar espadas con destreza. ¿Y ese bardo parlanchÃn? Su lengua sabe engatusar multitudes mucho mejor que tu podrida boca de zombie.
¡Id con cuidado! Resolved con 1d10 cualquier inconveniente, la dificultad va desde 6 lo fácil hasta 9 lo muy difÃcil, pero cuando usas partes nuevas conseguidas de otros cuerpos, aplica un buen modificador si esa parte sabe hacer esa tarea. Los dedos de un ladrón van geniales para usar ganzúas, los pies de bailarina saltan como nadie. Repártelos con tus compañeros no muertos y tratad de mantener con vida a vuestro ingenuo nigromante cada vez que se mete en lÃos en la taberna, en la audiencia con el Rey, ¡incluso conquistando a las damas!
¡1-de hueso!